Hoy, una sombra del pasado tocó a mi puerta.
El problema, debía abrirle?
La razón, por un lado, me hacía darme cuenta de que no va a traer nada bueno, no es conveniente, hay cosas que no funcionan, no lo hicieron ni lo harán.
Por otro lado, mi corazón, bueno, ni siquiera mi corazón, sino más bien, mi sensación, tenía una mínima esperanza de que me decidiera por abrir la puerta, o al menos, no cerrarla permanente y definitivamente..
Una vez más, ganó la razón. (gracias a Dios?) Creo.
Pero ahora, la despedida... y lo que se viene...
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